Sandro Botticelli (1444-1510) es uno de los artistas que recuperó los temas de la mitología clásica y los convirtió en protagonistas de sus obras renacentistas. Las historias de las antiguas Grecia y Roma eran, de forma recurrente, una temática que la corte de los Medici demandaba a los artistas, y Botticelli supo plasmarla en este cuadro sobre el nacimiento de la diosa Venus que la familia le encargó.
“El Nacimiento de Venus”, diosa del amor, de Sandro Botticelli
El Nacimiento de Venus, pintado entre 1484 y 1486, representa el momento en el que Venus, diosa del amor y la fecundación, llega al mundo, sobre una concha, flotando sobre el mar. Zefir y la ninfa Aurora soplan para que la concha llegue a la orilla, donde la Hora Primavera, la personificación de esta estación, la espera para cubrirla con un manto florido.
Venus, en el centro de la pintura, posa con una grácil y sutil postura, cubriendo su pecho con su mano y su pubis con su larga melena rubia. Esta representación de una Venus celestial y pura que parece llegada de un lugar divino, es una exaltación de la belleza femenina.

Toda esta escena ocurre en un paisaje apacible, idílico: el mar, el bosque, la hierba y los árboles son el telón de fondo donde los cuatro personajes se perfilan nítidamente, organizados de forma equilibrada en el espacio.
Si de algo no hay ninguna duda es de que, si tienes ocasión de visitar Florencia, no puedes dejar de ver El nacimiento de Venus. Se encuentra en la Galleria degli Uffizi, un espectacular museo donde, además de esta, podrás ver otras obras emblemáticas inspiradas en la mitología grecorromana como, La Primavera, del mismo Botticelli o Baco, del gran Caravaggio.
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