Tamara de Lempicka nació en 1898 en Polonia, bajo la protección de una familia acomodada, y murió en 1980, en suelo mexicano. Durante su vida se convirtió en una de las pintoras más representativas del Art Déco, además de ser una estrella provocadora dentro de las altas esferas de la época. Fue una retratista muy codiciada por los aristócratas, y por ese motivo recibió el nombre de “la baronesa con pincel”.
En este artículo, te presentamos algunos de los cuadros más importantes de este famoso icono del glamour.
Índice de Contenidos
Autorretrato en el Bugatti verde (1929)
Esta obra, con claro contenido feminista, seguramente sea el cuadro más famoso de Lempicka. En él aparece una mujer con casco, guantes y ropa de diseño, al volante de un Bugatti de carreras. Está maquillada a la moda, y su mirada es fría y glamurosa, todo un símbolo de la nueva mujer que emergía en los años veinte.
Se trata de una obra entre el manierismo y el neocubismo, que se caracteriza por las líneas dinámicas, contrastes de luz duros, colores marcados y una paleta metálica y moderna. Fue diseñada para la portada de la revista de moda Die Dame, que significó su gran salto a la fama.
Kizette en el balcón (1927)
En este cuadro la hija de Lempicka, la joven Kizette, está sentada en el balcón, y sostiene una manzana invisible en su mano derecha. Ella tiene el pelo corto de la moda de la época, sin maquillaje, y recibe una luz cálida del interior de la casa. Sin embargo, en el exterior se ve un bosque caótico de edificios cubistas, gris y sobre un fondo oscuro. Esta obra destaca por su escenario futurista y decadente, el brillo metálico y grisáceo que rodea la figura femenina, y el fuerte contraste de luces.
Las chicas (1930)
En este cuadro, dos chicas se abrazan tiernamente en público, bajo la fría mirada de la ciudad. Las dos figuras ocupan casi todo el plano, hecho que recuerda a una imagen cinematográfica o de póster de moda, y pese a su atractivo y elegancia, presentan un carácter distante y deshumanizado. En esta obra, destacan las curvas sinuosas que se presentan tanto en los edificios como en los ornamentos de las chicas, además de los trazos geométricos y el contraste de colores.
Chica con guantes (1930)
En esta obra, se puede apreciar el contorno de un cuerpo femenino (incluso el ombligo) a través de las líneas sinuosas y los claroscuros de su vestido verde. De nuevo aparecen las figuras geométricas del neocubismo y la textura metálica de los colores. Como en los anteriores cuadros, hay una obsesión por el cuerpo femenino, que es glamuroso y erótico, pero también un símbolo de modernidad e independencia. Fue exhibida en el Salon des Indépendants, y también la incluirían en la exposición anual de la asociación Femmes Artistes Modernes o FAM.
Madre superiora (1935)
Este cuadro es completamente diferente de los demás, ya que no se representa a una de las mujeres modernas de su obra anterior, sino que se trata de una monja que llora. Madre superiora se inscribe dentro de una crisis religiosa de Lempicka, entre 1934 y 1936, etapa en la cual fue a retirarse a un convento de la Toscana. La pintura refleja esta devoción a Dios, al mismo tiempo que muestra un cambio en su carrera como artista. En estos mismos años, también realizó retratos de la Virgen María y san Antonio.
Algunos expertos dicen que se basa en el estilo de Rogier Van der Weyden (1399-1464) y Maurice Denis (1870-1943), aunque la obra fue criticada por retrógrada. Ya no aparece una mujer joven, independiente, maquillada y a la última moda. En este caso, se ve un rostro envejecido y con dos grandes lágrimas que caen de sus lagrimales.
Esperamos que te haya gustado este artículo, y que hayas descubierto una de las artistas más importantes del Art Déco y del siglo XX.
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