Richard Avedon (1923-2004) fue un fotógrafo neoyorquino y uno de los artistas más influyentes de la historia de este arte. Fue capaz de romper todos los preceptos de la fotografía comercial y experimentó constantemente con géneros y estilos. Conocido sobre todo por su extenso trabajo en el mundo de la moda y por sus icónicos retratos, Avedon nunca abandonó su faceta política y de crítica social.
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El vanguardista de la fotografía de moda
A Avedon le interesó la fotografía desde niño. Su experiencia con las cámaras lo colocó como fotógrafo de la Marina estadounidense en la Segunda Guerra Mundial y, después de tomar miles de fotos de identidad, se dio cuenta de que se estaba convirtiendo en fotógrafo. Es por eso que, al volver a Nueva York, decidió emprender la aventura profesional en fotografía de moda.
A los 22 años empezó como fotógrafo freelance para revistas como Harper’s Bazaar. La precariedad de la juventud y de no disponer de estudio propio lo llevó a experimentar con los modelos en la calle, las discotecas, el circo y un sinfín de localizaciones peculiares. La experimentación, sin embargo, no se quedaba ahí, sino que quiso probar poses, actitudes y estilismos de todo tipo. Su estilo vanguardista rompió las barreras entre el arte y la fotografía comercial, y lo situó como uno de los fotógrafos de referencia en el mundo de la moda a nivel internacional.
En 1966, dejó Harper’s Bazaar al ser duramente criticado por fotografiar modelos negras, y empezó su relación profesional con Vogue, que duró veinte años. Paralelamente, en su exitoso estudio trabajó con docenas de marcas como Calvin Klein o Versace. Avedon tuvo un peso importantísimo en la evolución de la fotografía de moda a lo largo del siglo XX.
Sus retratos icónicos
El otro ámbito en el que la fotografía de Avedon ha pasado a la memoria colectiva es el de sus icónicos retratos a algunos de los artistas americanos más conocidos. Es especialmente conocido por sus retratos de las estrellas de Hollywood, como Marilyn Monroe, Alfred Hitchcock, Sophia Loren o Sean Penn. También fotografió artistas muy destacados de otros ámbitos de la cultura, como el cantante Bob Dylan o el pintor Andy Warhol. Avedon era capaz de capturar su esencia, en sesiones interminables en las que las estrellas, al dejarse vencer por el cansancio, terminaban mostrando la persona detrás del personaje.
Avedon gozaba de tal prestigio que prácticamente tenía acceso a fotografiar a cualquiera. Desde artistas contraculturales a figuras políticas como el matrimonio Kennedy o Malcolm X, el fotógrafo retrató las caras más influyentes a lo largo de su carrera. Excepto unas cuantas fotos de color, como el retrato de Barack Obama de 2004, la mayoría de estos retratos los realizó en blanco y negro, con un plano frontal y directo.
La crítica social
Pese a su contacto con las más altas esferas y el glamour del mundo de la moda y de Hollywood, Avedon siempre se mostró fascinado por capturar la sociedad en su conjunto, incluyendo las clases más bajas y los más marginados. Entre este tipo de retratos se incluyen imágenes cotidianas, como la de una niña pequeña en Central Park (New York Life #11, 1949), el espectáculo de una artista callejera de Roma (Zazi #09, 1946) o unos mineros de Colorado al salir del trabajo (Mike Bencich, Dan Ashberger, coal miners, 1980).
Pero más allá de la cotidianidad, Avedon también quiso hacer crítica social a través de sus fotografías. Un ejemplo claro es la serie que realizó en el East Louisiana State Mental Hospital, donde hizo unos impresionantes retratos a los pacientes psiquiátricos de esa institución. La expresividad de sus fotografías atrapan al espectador y le hacen partícipe del dolor de los pacientes. Otro ejemplo es el libro Nada personal (1964), una colaboración con el escritor James Baldwin que hace una crítica durísima a las contradicciones de la sociedad de su país natal.
A lo largo de sus seis décadas de carrera, Avedon realizó miles de retratos que consiguieron capturar la esencia de la sociedad del siglo XX, especialmente de Estados Unidos, en su conjunto. Rompiendo barreras entre los géneros y revolucionando la concepción del retrato, dejó un legado de gran influencia hasta el día de hoy.
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