Pablo Picasso (Málaga, 1881 – Mogins, 1973) y Salvador Dalí (Figueres, 1904 – Figueres 1989) son, sin lugar a dudas, dos de las figuras más insignes del arte del siglo XX. De su relación destacan la competencia y la admiración a partes iguales. En este artículo analizamos más a fondo la relación entre Picasso y Dalí.
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Picasso y Dalí, una conexión interesante
En 1910, Pablo Picasso veraneó en Cadaqués, lugar de vacaciones para Dalí y fuente de inspiración para ambos. Es donde Ramón Pichot, amigo de Picasso, apadrina a Dalí.


A partir de 1917 Picasso evoluciona hacia un “regreso al orden”, que lo aleja del cubismo. Dalí sigue una evolución similar, como se ve en su Retrato de mi hermana, vinculado al Retrato de Olga de Picasso.
“Retrato de Olga”, Pablo Picasso (1917) “Retrato de mi hermana”, Salvador Dalí (1923)
Visita al taller de Picasso
Un momento destacado de su relación fue en 1926, cuando Dalí visita el estudio de Picasso en París y observa obras que retornan a un cubismo con ideas surrealistas de los sueños, la sexualidad y la irracionalidad.
Tras este viaje, Dalí vive un momento experimental, en el que desarrolla su vocabulario artístico surrealista y trabaja en algunas naturalezas muertas que reflejan ese encuentro.
“Naturaleza muerta delante de una ventana”, Pablo Picasso, Saint-Raphaël (1919) “Mesa delante del mar. Homenaje a Erik Satie”, Salvador Dalí (1926)
Picasso, Dalí y el surrealismo
En 1924 el escritor André Breton funda el movimiento surrealista, que proclama la obra de Picasso como referencia (aunque él se interesa pero no llega a formar parte).
A finales de la década, Dalí se instala en París y los ambientes surrealistas forman parte de las relaciones entre Dalí y Picasso. Picasso es el primer artista, junto con Georges Braque, que introduce el collage como expresión artística, que Dalí adopta por su carácter mecánico y simbólico.
De hecho, el ‘método paranoicocrítico’ de Dalí, que desde la proyección del subconsciente crea composiciones delirantes, surge de observar la doble imagen de Picasso en Mujer sentada o Retrato de chica.
“Mujer sentada”, Pablo Picasso (1927) “Cabeza”, Salvador Dalí (1926)
En 1934 realizan trabajos con el grabador Roger Lacourière. En una prueba de la plancha de ‘Las tres bañistas’, de Picasso, Dalí dibujó una pareja extraña de figuras canibalísticas y la consideró un “cadáver exquisito”1. Nunca se ha esclarecido cómo sucedió.

1 “Cadáver exquisito” es el nombre que recibe el juego que inventaron los surrealistas en el que creaban juntos, de forma colectiva.
La guerra civil en la obra de Picasso y Dalí
Ambos reaccionaron en 1936 a los horrores de la guerra, con potentes obras que plasmaron la angustia. Las naturalezas muertas de ambos sirvieron de antesala a las figuras de los bocetos del Guernica de Picasso y la Premonición de la Guerra Civil de Dalí, de 1935, que demuestra la consciencia de Dalí del conflicto.
“Estudio para la Premonición de la Guerra Civil”, Salvador Dalí (1935) “Sueño y Mentira de Franco (plancha II)”, Pablo Picasso (1937)
Picasso trabajó en los grabados Sueño y mentira de Franco y participó en el pabellón de la República, en la Exposición Internacional de 1937, con el Guernica.
La posguerra supuso un distanciamiento entre ambos, fruto del cuál es Retrato de Pablo Picasso en el siglo XXI, de Dalí:

Esta obra puede leerse como un ataque al referente artístico, pero también como un reconocimiento a Picasso, que aparece como una fuerza extraña de la naturaleza.
Picasso y Dalí reflexionan sobre Velázquez
Ya en la madurez artística, Picasso y Dalí deliberaron sobre Velázquez. Era una admiración no exenta de ironía. Destacan las reinvenciones que hicieron de las Meninas de Velázquez, Picasso desde el cubismo y Dalí desde el surrealismo.
“Las Meninas”,Pablo Picasso (1957) “Velázquez pintando la Infanta Margarida con las luces y sombras de su propia gloria”, Salvador Dalí (1958)
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