Pablo Picasso se dedicó intensamente a la litografía durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero mucho antes ya se había iniciado en técnicas similares. En 1899 realizó un grabado, El zurdo, al que siguieron unos 2.200 grabados, con técnicas de xilografía, calcograbado, litografía, aguafuerte, aguatinta, punta seca o relieve. En este artículo hacemos un repaso a las principales litografías de Picasso.
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Los inicios del Picasso grabador
En los primeros años de experimentación con esta técnica, Picasso se dedicó básicamente a grabados en aguafuerte y punta seca. En 1919 realizó su primera litografía como tal: una invitación a una exposición de la Galería Rosenberg de París. Hasta 1930 ilustró algunos libros, catálogos e invitaciones con técnica litográfica, aunque siguió utilizando también otras técnicas, como la xilografía.

Un aguafuerte grabado donde Picasso muestra gran dominio de la técnica
Imagen de Artium

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El apogeo del grabado picassiano
A partir de 1930 realiza algunas de las obras cumbre con esta técnica como los 100 grabados que componen la Suite Vollard: una serie que realizó entre 1930 y 1937, editada en 1939 por su marchante Ambroise Vollard.
En la primavera de 1935 realizó la Minotauromaquia, un aguafuerte con rascado, que imprimió Roger Lacourière. Es el grabado más importante de Picasso y está considerado uno de los mejores del siglo XX. Creado un año antes del inicio de la Guerra Civil española, es calificado uno de los precedentes de El Guernica.

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En 1937, en plena Guerra Civil, graba dos aguafuertes titulados Sueño y Mentira de Franco, para recaudar fondos para la el gobierno de la República.
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La litografía y sus temáticas
Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Picasso mostró interés por la litografía en el taller de Fernand Mourlot, en París, con quien colaboró hasta 1955. Se implicó en todo el proceso de producción, desde el dibujo sobre piedra hasta los primeros tirajes. En esta época apareció el color por primera vez.

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Picasso conoció a Françoise Gilot en 1943, y vivió con ella de 1945 a 1954, años que dedicó intensamente a la litografía. De esta época son La joven artista, 1949, donde vemos a Gilot, embarazada de su hija Paloma y con su hijo Claude al lado; El taller (1948) y Françoise con un lazo en el pelo (1946), de la que hizo 12 litografías, y que modificó desde una imagen realista hasta convertir a Françoise en la mujer sol.
Durante este período de creación, las interpretaciones y variaciones son una de las características de su obra litográfica y las temáticas son cada vez más amplias. No trata solo los horrores de la guerra, sino que, coincidiendo con el fin de la guerra, su compromiso político y colaboración con movimientos pacifistas, utiliza la figura de la paloma blanca como símbolo de paz. La paloma, 1949, se convirtió en un símbolo internacional al ser elegida para el cartel del primer Congreso Mundial por la Paz, que tuvo lugar ese año en París.

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Otra obra destacada de esta época es La sardana de la paz, de 1953.

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Posteriormente, a finales de los cincuenta, Picasso ilustra el libro La tauromaquia o arte de torear, de José Delgado, con una serie de aguatintas sobre el toreo.

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Las técnicas utilizadas en la litografía de Picasso
En su obra litográfica Picasso utilizó piedra calcárea, pero cuando consideró que este material “encorsetaba” el tamaño de los grabados, evolucionó hacia planchas de zinc y otros formatos, que le permitían crear obras mayores.
También experimentó con el lápiz graso, la pluma y la aguada y utilizó distintos procedimientos:
- Litografía tirada sobre papel entintado, con dibujo realizado por recortes, esgrafiado o rascado y transferido sobre la piedra: El circo, 1945.
- Grabado sobre zinc: Cara negra, 1948.
- Litografías en colores tiradas sobre papel: Mujer sentada en una butaca, 1947.
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