Enric Miralles es uno de los arquitectos españoles más relevantes del siglo XX. A lo largo de su carrera creó un lenguaje nuevo a través de la experimentación formal y constructiva, demostrando una gran inventiva en sus cautivadoras obras como el Parlamento escocés o el Mercado de Santa Caterina. Miralles, pese a su prematura muerte, dejó un prolífico legado que debes conocer.

Índice de Contenidos
El enfant terrible de la arquitectura española
Enric Miralles nació en Barcelona en 1955 y murió a la temprana edad de 45 años, en el momento álgido de su carrera, en Sant Feliu de Codines. Empezó su trayectoria independiente en el ámbito de la arquitectura en 1985, trabajando junto a Carme Pinós, con algunas de sus obras más poéticas, como el Cementerio de Igualada.
En 1993 fundó el estudio EMBT junto a su esposa, Benedetta Tagliabue. De esta fructífera colaboración nacieron relevantes proyectos que se desarrollaron alrededor de Europa, como el conjunto de viviendas Borneo Island en Amsterdam (1996-2000) y la Escuela de Música de Hamburgo (1997-2000). También destacan las intervenciones paisajísticas como la de la Rambla de Reus (1988-93) y la de la Avenida Icaria de Barcelona (1990-92).

Algunas de sus obras más celebradas, sin embargo, no fueron construidas hasta después de su muerte, como es el caso del nuevo Parlamento Escocés o la remodelación del Mercado de Santa Caterina (1997-2005).
En todos sus edificios, Miralles demostró su voluntad por experimentar en el aspecto formal y también el constructivo de la arquitectura, partiendo desde una inspiración gaudiniana. Desarrolló una nueva visión del organicismo, o la concepción de que la arquitectura debe imitar la naturaleza. Se le calificó de enfant terrible de la arquitectura española y se le otorgó el Premio Nacional de Arquitectura en 1995, concedido por el Ministerio de Cultura, y en el 1996 con el «León de Oro» en la Bienal de Arquitectura de Venecia.
El barcelonés era un artista multifacético y también exploró el diseño de interiores y la arquitectura efímera. También un importante legado de su obra intelectual, con escritos, dibujos, bocetos, fotomontajes, diarios, y casi un millar de maquetas originales.
Mercado de Santa Caterina

El Mercado de Santa Caterina, situado en el corazón de la Ciutat Vella de Barcelona, alberga restos arqueológicos que van desde la Edad de Bronce hasta el medievo. La intervención de Miralles y Tagliabue dio una nueva dimensión, en el siglo XXI, a este particular edificio.
La espectacular cubierta ondulada es una declaración de amor a Antoni Gaudí, el genio catalán de la arquitectura y el arte universal. Sus colores recuerdan a la técnica del trencadís, que Gaudí usó en muchas de sus célebres obras como es el dragón del Park Güell. Las formas ondulantes también aluden a los toldos de los antiguos puestos del mercado.
Parlamento Escocés

El nuevo edificio del Parlamento Escocés, situado en el centro de Edimburgo, fue diseñado por el estudio EMBT y se construyó entre 1999 y 2004. El proceso de construcción fue rodeado de continua polémica, desde la elección del espacio hasta el coste. Sin embargo, una vez inaugurado, fue alabado por la crítica internacional del ámbito de la arquitectura.
La visión de Miralles y Tagliabue para este edificio era explorar la identidad nacional escocesa, centrándose en reflejar las características del país y sus habitantes a través de una concepción visionaria de vincular el edificio con la misma tierra. El Parlamento presenta una dicotomía entre la integración al paisaje y el contraste con la herencia medieval del centro de Edimburgo, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

El legado de Enric Miralles ha dejado huella en muchas ciudades de nuestro país y del mundo. Pese a su efímera carrera, truncada por su temprana muerte, el lenguaje y visión genuinamente nuevos del enfant terrible forman parte del patrimonio colectivo y tienen un sitio destacado la historia de la arquitectura universal.
No hay comentarios
Todavía no hay ningún comentario en esta entrada.
Deja un comentario