La mujer que llora (1937) está considerada como una de las obras más llamativas del genio malagueño: es un cuadro lleno de tristeza, sufrimiento y dolor. En este post te explicamos qué se esconde detrás de este retrato femenino y te comentamos algunos de los aspectos más importantes.
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Contexto histórico: Dora Maar y la Guerra Civil española
El cuadro de La mujer que llora está estrechamente ligado con el mural más famoso de Pablo Picasso, el Guernica (1937). Los dos representan un claro símbolo contra la violencia del siglo XX. Ambas obras fueron hechas durante la Guerra Civil española (1936-1939), pero con algunas diferencias formales.
Ya dentro de su etapa expresionista, Picasso realizó muchos cuadros con el mismo tema que La mujer que llora, dado que se basan en una de las figuras que aparecen en el Guernica. En él vemos a una mujer a la izquierda de la pintura, que sostiene un niño muerto en sus brazos y grita desesperadamente.
Picasso decidió apoyar la causa republicana y, con motivo del bombardeo de Guernica en abril de 1937, llevó a cabo la que sería la obra cumbre de su carrera. Pocos meses más tarde, siguió pintando cuadros como el que se ve a continuación, pero con variaciones estilísticas. Se pueden encontrar alrededor de 36 ejemplares de La mujer que llora en diferentes museos, especialmente en el Reina Sofía. Sin embargo, el más famoso se encuentra en el Tate Modern, en Londres.
El rostro de la mujer chillando que aparece en la obra está basado en Dora Maar, la artista y fotógrafa con quien Picasso mantuvo una relación amorosa durante 10 años (desde 1936 hasta 1946). Fue ella quien despertó el carácter más político del artista, y se convirtió así en una de sus principales musas.
Análisis de la obra
A diferencia de la mujer que aparece en el mural del Guernica, la escena de La mujer que llora se sitúa en lo que parece una habitación, aunque el retrato ocupa casi toda la obra. La figura de Dora Maar tampoco lleva un niño muerto en sus brazos, y va vestida con un atuendo oscuro y un sombrero colorido. Sin embargo, su rostro no puede contener las lágrimas, y lleva un pañuelo para secárselas.
Otra diferencia importante es el uso de colores llamativos, que contrastan con el dolor que transmiten las facciones de la mujer. Alrededor de la boca, el cuadro está pintado en blanco y negro, como el famoso mural, que sintoniza con los ojos vidriosos de la protagonista.
Estas facciones están parcialmente desfiguradas, con un estilo parecido al cubista, y presentan gruesos contornos negros acabados en punta. Estas líneas negras son duras y cortantes y, pese al elaborado juego de contrastes y color, no hay una sensación de armonía. La imagen representa a las víctimas inocentes de las guerras, y ha servido como reclamo contra la violencia en un sentido universal.
Esperamos que te haya gustado este artículo y te haya ayudado a descubrir mucho más sobre Pablo Picasso y sus obras.
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