Alberto Durero (Núremberg, 21 de mayo de 1471 – Núremberg, 6 de abril de 1528) fue un pintor, dibujante, grabador y tratadista alemán. Su obra parte de la tradición artesana medieval del gótico tardío alemán, aunque también se ve influenciada por la renovación renacentista que conoció durante su primer viaje a Venecia.
Ahí, aunque la concepción de sus composiciones sea renacentista, se considera que Durero permaneció fiel a la tradición gótica alemana.
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Los 3 grabados de Durero de las Estampas Maestras
San Jerónimo en su estudio, El caballero, la muerte y el diablo y Melancolía I conforman las tres Estampas Maestras de Alberto Durero. Aunque no se trata de una trilogía en sentido estricto, los grabados están interrelacionados y son complementarios, ya que se corresponden con los tres tipos de virtud de la escolástica medieval: la teológica, la intelectual y la moral.
Melancolía I, 1514
En esta obra, la figura central, que podría tratarse de un ángel, aparece pensativa. A su lado se encuentra un putto (mediador entre el cielo y la tierra). En la parte inferior hay un perro famélico, un animal recurrente en los grabados de Durero, y en el suelo, varios útiles de carpintería y arquitectura desordenados.
Se caracteriza, como muchas de sus obras, por el simbolismo y la iconografía compleja. Es una composición alegórica que ha suscitado diversas interpretaciones, lo que la ha convertido en una de las obras más misteriosas del artista.
El caballero, la Muerte y el Diablo, ca. 1513-14
Esta obra representa la virtud moral. El pintor utilizó la figura del caballero cristiano que cabalga firmemente sobre un caballo y sostiene un reloj de arena (que nos recuerda la brevedad de la vida), y pasa por delante de la muerte. Un diablo con hocico de cerdo sigue de cerca al caballero. Aún así, el caballero no se distrae y es fiel a su misión.
San Jerónimo en su estudio, 1514
De las Estampas Maestras, San Jerónimo en su estudio (1514) es el grabado cuya interpretación parece más sencilla. San Jerónimo, el traductor de la Biblia al latín (la Vulgata) y, por ello, ejemplo de erudito cristiano, aparece sentado en su estudio. San Jerónimo trabaja en un escritorio inclinado mientras que su león y su perro aparecen dormidos en primer plano. La luz de su halo y la luz del sol que entra por las ventanas se encuentran en un equilibrio perfecto. La horizontalidad presente en la obra hace que se incremente la sensación de reposo y armonía.
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