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Goya y Aun aprendo: el renacimiento personal y vital de sus últimos años

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Francisco de Goya y Lucientes es uno de los pintores más prolíficos y talentosos de la historia del arte en España. Su marcada y extraordinaria personalidad y la capacidad de reinventarse a sí mismo con nuevas ideas y recursos formales lo convierten en un artista inclasificable, que inspiró corrientes como el romanticismo, el realismo, el impresionismo, el expresionismo e incluso el surrealismo.

Aun Aprendo, Francisco de Goya y Lucientes, 1826. Imagen: Museo del Prado

En los últimos años de su vida, de 1819 a 1828, abraza la litografía, un nuevo recurso pictórico que le permite seguir desarrollándose como artista y que le lleva a un renacimiento personal y vital. La litografía de Goya Aun aprendo, realizada en 1826 (dos años antes de su muerte), es una obra que sintetiza a la perfección el espíritu del pintor en esta etapa.

Goya: Aun aprendo

Este dibujo de Goya se ha interpretado como un autorretrato simbólico del momento vital del artista, que se encontraba gravemente mermado por los achaques propios de la vejez pero que, a nivel intelectual, seguía en una búsqueda incesante del desarrollo personal.

Goya lleva a cabo este cuadro cuando ya se encuentra en Burdeos (ciudad que también da nombre al álbum de litografías entre las que encontramos esta obra) un lugar al que se traslada con el motivo de curar los malestares propios de las enfermedades que padece y también de huir del absolutismo instalado en España a raíz de la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis. Más que un periodo para tratar sus dolencias físicas, la etapa de Burdeos se convierte en un episodio de renovación artística, en la que Goya se libera de los demonios que caracterizaron su etapa de pinturas negras, de un dramatismo desgarrador, y abraza el optimismo.

Hasta el momento, los ancianos que habían aparecido en las obras de Goya mostraban una concepción negativa del paso del tiempo. Sin embargo, la litografía de Goya Aun Aprendo muestra a un anciano que, aunque se encuentra mermado por los estragos de la edad, tiene una férrea voluntad de seguir avanzando aunque implique volver a aprender a andar, como lo haría un niño.

El título de esta obra podría estar relacionado con el lema «Anchora imparo», utilizado por pensadores como Platón y Plutarco. También podría ser una referencia clara a la estampa de William Blake “Anchora imparo” que realizó para el libro Lectures on Painting de Henry Fuseli y que representa al artista del renacimiento Miguel Ángel Buonarroti, al que se aplica este lema en su biografía . En el aspecto formal, la inspiración del dibujo podría proceder de la costumbre en el S.XVI de representar al dios Cronos como un anciano con barba, una túnica y que se sirve de dos bastones para poder caminar con dificultad.

La obra de Goya Aun aprendo es un reflejo de la soledad del hombre en el tránsito de la vida, pero también del camino de la oscuridad hacia la luz. La mirada del anciano, como sucede con otras obras de Goya, nos habla de la intención final detrás del dibujo: los ojos cansados, que miran hacia un lateral de modo melancólico, nos muestran la dicotomía entre las carencias de la vejez y la voluntad de seguir aprendiendo, hábito que acompañó a Goya prácticamente hasta el último día de su vida.

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