La tradición urbana de Cataluña tiene sus orígenes en la presencia de griegos y sobre todo de romanos, que con sus fundaciones de núcleos permanentes establecieron las primeras bases de la red de ciudades del país, con las antiguas Tarraco, Barcino, Gerunda y Ilerda al frente, seguidas de Dertosa (Tortosa), Baetulo (Badalona), Iluro (Mataró), Egara (Terrassa) o Iulia Lívica (Llívia), entre otros.
La trayectoria expansiva de la urbanización queda patente en los documentos y mapas de la Barcelona medieval que han llegado hasta nuestros días. Esta expansión favoreció la transformación de los viejos núcleos habitados y la creación de otros nuevos, dentro de un proceso de reconfiguración territorial de larga duración que se puede considerar ya consolidado al final del siglo XVI.
La trayectoria urbana de la capital catalana ha sido un faro para el resto de ciudades grandes y medianas del país. Después de que las murallas fueran derribadas, la ciudad protagonizó una revolución expansiva sin precedentes desde la Barchinona medieval, que también se reflejó en otras urbes que, a caballo de los siglos XIX y XX, impulsaron sus planes de reforma y ensanche.
Índice de Contenidos
La ciudad en la Alta Edad Media
Durante los últimos tiempos del Bajo Imperio romano, Barcelona ya había superado en importancia y prestigio a la antigua Tarraco. En el siglo V, Ataulfo y Gala Placidia lo habían elegido para que se convirtiera en su efímera capital. La continuidad entre la ciudad antigua y la altomedieval se materializó en la reutilización de muchas de sus estructuras arquitectónicas heredadas de la Barcino romana, como las termas, y sobre todo del principal símbolo de la ciudad cristiana: la antigua basílica paleocristiana que daría origen a la catedral.

Gracias a los documentos y mapas de la Barcelona medieval que nos han llegado hasta nuestros días, así como a las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo desde 2011, hemos podido documentar que, además de la basílica paleocristiana ya conocida, en la capital catalana visigótica también hubo una segunda catedral donde se practicaba el culto católico. Los restos son los que han aparecido en el subsuelo de la iglesia de los Santos Justo y Pastor.
La Barcelona altomedieval había tenido, en consecuencia, dos núcleos episcopales, uno católico y otro arriano, con dos obispos. Los visigodos habrían ocupado el conjunto conservado en el subsuelo de la actual catedral, mientras que los católicos habrían sido desplazados al de la actual iglesia de los Santos Justo y Pastor. Todo parece indicar que los restos de la piscina bautismal afloradas por la arqueología tienen planta de cruz.
Documentos y mapas de la Barcelona medieval a partir del siglo XII
A partir del siglo XII, la eclosión de las ciudades hacía evidente el incremento de la producción agraria del campo catalán y el desarrollo cada vez más importante de los intercambios comerciales a escala internacional, que impulsaron el crecimiento demográfico y económico de la región. Favorecidos por una autonomía más desarrollada del gobierno local, las ciudades protagonizan el gran período de crecimiento urbano que coincide con el estallido del arte gótico.

Tal y como muestran los documentos y mapas de la Barcelona medieval, a diferencia de las grandes residencias acomodadas, las viviendas de las clases populares se reducían muchas veces a una simple habitación donde se realizaban todas las actividades domésticas. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el florecimiento urbano se intensifica durante la segunda mitad del siglo XIII, y se convierte en una auténtica revolución a partir del siglo XIV, aumentando considerablemente la superficie urbanizada de la ciudad. En este período, Barcelona amplía hasta dos ocasiones su cinturón defensivo de murallas.
De hecho, la arquitectura civil y religiosa gótica dominó el paisaje urbano de las ciudades catalanas hasta las profundas transformaciones urbanísticas del siglo XIX. La destrucción de los vestigios de la ciudad medieval, y especialmente de su patrimonio gótico, espoleó la recuperación historiográfica de su memoria y también las primeras medidas de protección, tales como la creación de los primeros museos públicos de arte e historia.
No hay comentarios
Todavía no hay ningún comentario en esta entrada.
Deja un comentario