Pablo Picasso adoptó un método muy personal para representarse a sí mismo que consistía en ignorar el objetivo de imitación propio del género del autorretrato y prescindir de su fisonomía real.
Así, los autorretratos de Picasso podrían clasificarse en tres tipos: el autorretrato explícito –y menos habitual–, el autorretrato con elementos o facciones evocadoras y el autorretrato simbólico.
Índice de Contenidos
Etapa en Barcelona
Los primeros autorretratos de Pablo Picasso pertenecen a su etapa en Barcelona. Durante este periodo, el género del autorretrato adquiere una importancia sustancial en la obra del artista.
En algunas obras de su etapa en Barcelona, se aprecia la influencia de la formación académica en su paleta de ocres y, a su vez, las maneras antiacadémicas propias de la particular personalidad del pintor malagueño.
Autorretrato como autobiografía
Algunos de los autorretratos de Picasso aportan información autobiográfica, ya que el pintor recurrió al género del autorretrato para proyectar su intimidad. Así, son habituales los autorretratos erótico-sexuales como Autorretrato con desnudo (1903).
Autorretrato y primitivismo
Autorretrato (1907) de la Galería Nacional de Praga representa el inicio de una nueva etapa creativa para Picasso, en la que el pintor pone de manifiesto su nuevo conocimiento sobre el arte ibérico y la escultura, que tiene su punto culminante en Las señoritas de Avignon (1907) y que se caracteriza por la simplificación de las formas y la transformación de los rostros en máscaras.
Autorretrato y academicismo
Entre 1906 y 1907, Picasso desarrolla este primitivismo, que reaparece en el periodo neoclasicista de 1917-1921, durante el que se produce un «retorno al orden» caracterizado por la recuperación de los motivos estéticos clásicos.
La condición de artista
Un tema transversal en toda la obra de Picasso, motivo por el que experimentó con todo tipo de perspectivas y posturas, es el objetivo de hacer hincapié en su condición de artista.
Como hemos mencionado anteriormente, Picasso no solía autorretratarse con su propio rostro, sino que hacía uso de arquetipos autorreferenciales. La imagen del artista fue un tema estructural a lo largo de su obra, pero durante los últimos años se acentuó y se convirtió en una manera de sublimar su personalidad como reflexión sobre la figura del «creador», más que como deseo de autorrepresentación.
Últimos años
Durante los últimos años, Picasso retoma el género del autorretrato con el objetivo de hacer un balance de su vida.
Así, Picasso crea una iconografía en la que cita a los grandes maestros, hace uso de la autoparodia y recrea su propio theatrum mundi con la representación de lo circense y lo grotesco. Se retrata como espectador (voyeur) que adquiere las más diversas personalidades: desde un viejo impotente,hasta un recién nacido o un turista.
Durante el verano de 1972, meses antes de su muerte, y consciente de su propio deterioro,, Picasso dejó como legado una serie de inquietantes autorretratos que constituyen el «Yo» picassiano, como Autorretrato (1972) o Cabeza de hombre (1972).
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